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jueves, 27 de septiembre de 2012

Te queda todo.


Y creías que no podía ser peor. Que estar enamorada de él, de esta manera, era más que suficiente. Usar esa palabra para describir lo que te importa y que abarque tanto. Que las noches pasaran a ser suyas y no tuyas, las canciones o las historias. Que tu cabeza ya la jodió mucho haciendo que lo vieras como lo ves. Creías que seguirías así por mucho tiempo. Creías que no podías estar en una situación peor.

Luego pasaste a creer en él, en sí, lo que es la persona. Creer en los mitos, en que las películas son reales, que los imposibles existen. Creer en sus ojos, su boca, su espalda. Creer en que las noches a su lado vuelan. Creer en uno mismo. Creer en la intensidad de las estrellas fugaces. Creer que esas caricias son la droga más fuerte. Creer que las noches no son tuyas, ni suyas, sino vuestras. Que cada palabra que suelta, chillas internamente durante horas. Creer en que esa mirada, lo más alargada posible, es especialmente dedicada. Creer en los besos correspondidos y en los sentimientos callados. Creer que todo tiene que ver con su existencia. Creer que existe la felicidad plena. Creer que, aunque sólo un poco, cambiase contigo. El eco de su risa, no para de repetirse en tu cabeza. Creer que le importas.

Y entonces es cuando, cuando tus creencias se van a la mierda. Te abren los ojos, pero no como cuando te despierta la luz a través de la ventana no, de golpe y sin tener cuidado por si te ciegan, como si lo que quisiera de verdad fuese hacerte daño. Y no se va así sin más, no, antes te pisa y destroza. Te jode la auto estima hasta niveles insospechables, te hace creer que eres peor que ellas, pero no un poco, sino muchísimo peor que ellas, una puta mierda a su lado. Que no sirves para ser esa persona por la que el soñase, no sirves, por mucho que te joda no lo eres. Y ya solo te queda esperar a que no rompas a llorar en público, intentar que la gente piense que no te pasa nada. Te queda que algún día puedas volver a escuchar esa canción. Te queda que sonrías y él no sea el motivo, que una risa estalle en tu boca y no sea la suya. Te queda que pidas un deseo y que no te vengan a la mente sus pestañas. Te queda mucho por pelear, por llorar y por pensar. Te queda plantarte en frente suya, mirarle a los ojos y saber lo tonta que fuiste por dar tanto, por tan poco.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Buenas noches princesa.

"Tengo la extraña sensación de no saber lo que pasa por mi cabeza,
no es pereza, es saber que saldrá mal con certeza,
para ver el interior primero arranca la corteza,
y si está seca déjala que se humedezca.
Siento frío y aveces ya ni sonrío,
incluso echo de menos lo que sigue siendo mío,
pero da igual si la Luna sigue aquí brillando,
solo con mirarte sabes lo que estoy pensando.
Todo tiene precio en esta vida que me mata y que me ata,
y oxida mi corazón de hojalata,
rozo con belcro tu piel de terciopelo,
y todo sigue su camino hasta que lo estropeo.
Mano dura para aquello que no perdura,
lágrimas afloran al compás de mi escritura,
es mi esencia, rozar el límite de la paciencia,
no me faltan ganas para vencer a mi impotencia.
Y es por ti, que saltaré al vacío,
casi un cuarto de siglo pero sigo siendo un crío,
dime cuantas veces por mi culpa tu lloraste,
cuantas veces repetí lo que me reprochaste.
Si hay algo que tengo claro es que te quiero, que te quiero y te quiero,
y te juro por mi rap que soy sincero,
es otra noche más sin que la inspración no cesa,
otra vez que me olvide: Buenas noches princesa!"


martes, 4 de septiembre de 2012

Echar de menos.

Tres palabras, cinco sílabas, doce letras, incontables sentimientos. Y nada más leer la palabra echar, has pensado en lo que siempre piensas, más correctamente* en el que siempre piensas.
Echar de menos sus abrazos, las interminables conversaciones que empiezan en un día y acaban en otro. Su manera de vivir la vida a 100 sonrisas por minuto, de hacerte reír cuando nadie puede, de sonrojarte con un simple guapa. Hacerte llorar con sus idas y venidas y arreglarlo todo a los 10 segundos con una sonrisa.
Eso es echar de menos? Piensa un poco y deja ese mundo paralelo, y cíñete a las realidades. En realidad echas de menos sus abrazos aun cuando te los hayan dado hace dos segundos. Esa manera de vivir bipolarmente entre lágrimas y sonrisas que es contagiosa. Conversaciones sin pies ni cabeza desde la madrugada hasta la noche, en la ducha, en clase, cualquier sitio siempre es bueno.
Sonrojar? Te sonrojas cuando oyes un "Cachonda!" a la vuelta de la esquina y sin ver, ya sabes quienes son. Da igual tener pelos de loca cara de muerta un lunes por la mañana que siempre vas a estar guapa. De enfadarse, llorar día y noche y sacar todo el orgullo, haciéndonos creer fuertes. No nos engañemos si no están no hay dónde apoyarse.
Arreglarlo? Con más lágrimas aun. Te voy a decir lo que es echar de menos. Echar de menos es tener a tus mejores amigas a kilómetros y no poder oír su voz día a día, no poder abrazarlas hasta asfixiarlas cuando no hay más palabras.
Cuando faltan ellas, sobra todo.